-Escrito por Katherine González Castillo-

Les vengo a contar un poco de mi activismo en distintas facetas de mi vida; por mucho tiempo me he enfrentado y he sido testigo al menosprecio intelectual y al pago minoritario por ser mujer, porque el sistema te dice que no tenes la capacidad de hacer o ejercer ciertas actividades físicas y laborales, porque sos el sexo débil, porque tu deber es atender a los hombres de tu casa y así mismo vestir adecuadamente sin provocaciones.

Hola, soy Katherine González Castillo, una mujer nicaragüense, activista feminista, solicitante de refugio en Costa Rica, integrante de la Red de Mujeres Nicaragüenses en Costa Rica y embajadora del Museo de la Memoria Contra la Impunidad «AMA Y NO OLVIDA». Soy una mujer extrovertida, apasionada y alegre. Valoro cada nuevo día. Respeto y mantengo firmes mis ideales, que incluyen la empatía, la resiliencia, la solidaridad, la justicia, la valentía y la hermandad.

Reconocer que soy una mujer que he enfrentado numerosas agresiones desde muy corta edad es difícil, sobre todo aprender a nombrar las cosas por lo que realmente son, aprender que el arraigo machista está apegado a nuestra cultura nicaragüense, y desafiar al sistema de una manera en la que le enseñamos que cuando las mujeres nos juntamos y nos organizamos el mundo entero tiembla.

Inicie mi activismo desde la universidad, aprendí a organizarme con mujeres y hacer trabajos sociales por y para las mujeres, también me involucré en una organización de salud para la niñez. Recibí ciertos espacios de formación feminista en la corriente y en el 2018 durante el estallido sociopolítico del país estuve presente durante la demanda del pueblo nicaragüense hacia el gobierno en turno que hasta el día de hoy sigue siendo el mismo, demandaba las violaciones graves de DDHH ejecutadas desde el gobierno contra la ciudadanía. 

El día 23 de junio del 2018, perdimos un familiar y esto nos afectó directamente como consecuencia tuvimos un desplazamiento forzado, con él iba mi hijo de 7 años, el que no tenía idea alguna de lo que estaba sucediendo. El haber migrado me provoco un colapso mental que me llevo a alejarme totalmente de la realidad que vivíamos en Nicaragua, y a dejar de lado todo tipo de organización, pase encerrada al menos 2 años y unos meses más, durante este tiempo fui madre por segunda vez y el sistema de salud me recordó lo que es ser mujer y porque no podía dejar mis luchas de lado aun estando en un país ajeno, sufrí de discriminación y de múltiples violencias entre ellas la violencia obstétrica.

Hoy me encuentro en Costa Rica, denunciando la violencia venga de donde venga, siendo miembro de tres organizaciones:

Desde el museo de la memoria contra la impunidad AMA Y NO OLVIDA, preservamos la memoria de nuestros familiares asesinados bajo el lema AMA LA VERDAD, AMA LA JUSTICIA, AMA Y NO OLVIDA, a esto le llamamos memoria histórica, es importante preservar la historia real de nuestro país y de nosotros mismos; así mismo demandamos Justicia, Reparación y Garantía de no Repetición. Nuestros familiares son víctimas directas y fueron asesinados bajo órdenes directas del régimen de Daniel Ortega presidente actual de Nicaragua desde el año 2007 hasta la fecha de hoy año 2024.

Mi trabajo con la RED DE MUJERES PINOLERAS, es un espacio de mujeres y para mujeres, es un espacio de formación y acuerpamiento en donde practicamos valores feministas, y somos el soporte de nuestras familias mediante la gestión de negocios propios, nos a tocado reinventarnos en el exilio.

Pertenezco a un espacio en crecimiento llamado LIGA FEMINISTA DE REFUGIADAS POLITICAS es un espacio político y de inclusión a la ciudadanía democrática en Costa Rica, somos mujeres feministas políticas y refugiadas en Costa Rica y vimos la necesidad de juntarnos e incorporarnos de manera estratégica a la sociedad costarricense.

Me encuentro cuatro años después luchando en Costa Rica contra el sistema de este país en donde no todo es malo a pesar de la xenofobia, a pesar de las veces que me enfrente a la violencia obstétrica y a pesar de las luchas contra el sistema de salud. Hoy me encuentro revindicando mi existencia, salud, y mis derechos como mujer. Hoy estoy brindando una mejor vida y educación a mis hijos. 

Concluyo diciendo que aún duele ese pedazo de tierra llamado Nicaragua. Recordemos siempre que migrar es un derecho y nadie es ilegal.

Y con esta frase me despido: «EL PRESENTE ES ESO QUE SE NOS ESCAPA ENTRE EL PASADO QUE NOS CONDENA Y EL FUTURO QUE NOS TORTURA».