El díalogo se dió entre campesinas, caribeñas, feministas y disidentas en torno al tema central: «Imaginando otras formas de organización desde los feminismos ante los contextos de crisis en Costa Rica».
Por Volcánicas
«Que una persona indígena esté presente en un espacio no quiere decir que esté incluida». Con esta afirmación, Brisa Bucardo, periodista miskita, abrió la tercera edición del conversatorio Refugiadas en Diálogo en el Auditorio 001 de la Escuela de Biología de la UCR. Sus palabras, expusieron una realidad que seguimos enfrentando: las violencias estructurales no terminan al cruzar las fronteras.
Desde 2023, cada 20 de junio en el marco del Día Mundial de las Personas Refugiadas, desde Volcánicas hemos tejido este conversatorio como un espacio de diálogo y reflexión feminista que visibiliza las experiencias de mujeres nicaragüenses solicitantes de refugio y refugiadas en Costa Rica, quienes desde el exilio impulsamos procesos de resistencia y transformación social.

Tercera Edición de Refugidas en Diálogo desde la UCR. Fotografía por Johanna Baca
En ésta cuarta edición se reunieron a tres lideresas nicaragüenses que han transformado la supervivencia en estrategias concretas de organización comunitaria, y el encuentro busca reconocer su rol como sujetas políticas activas en la sociedad costarricense y generar conciencia sobre la urgencia de garantizar sus derechos y fortalecer las redes de apoyo en el país de acogida.
La moderación del conversatorio estuvo a cargo de Nydia Elisa Monterrey Guillén, psicóloga, comunicadora y defensora de los derechos de las mujeres, originaria de Bluefields, Nicaragua, y co-fundadora del podcast «Indómitos», junto a Fernanda Martínez, abogada feminista, defensora de derechos humanos y exiliada política nicaragüense.
El conversatorio, que este año se sumó a la campaña ‘Raíces que Unen’ impulsada por Oxfam en Centroamérica, contó con el apoyo del Servicio Jesuita para Migrantes, CETCAM, el TCU de Migraciones y Derechos Humanos, Radio UCR, y la Escuela de Ciencias Políticas de la UCR.

De izquierda a derecha: Fernanda Martínez, Nydia Monterrey y Elvira Cuadra. Fotografía por Johanna Baca
Violencias que trascienden fronteras
La conversación inició con la voz de la periodista miskitu Brisa Bucardo Gutiérrez, con más de una década de activismo, quien nos recordó que la violencia en los territorios indígenas y afrodescendientes del Caribe nicaragüense no comenzó con la crisis de 2018. «La invasión de colonos armados va más allá de la toma del territorio indígena, es un odio extremo. Nos quieren exterminar», afirmó.
A diferencia de las dos ediciones anteriores, el ambiente del conversatorio en esta ocasión estuvo marcado por la tensión de los acontecimientos recientes. Apenas un día antes, Roberto Samcam, mayor retirado del ejército nicaragüense y opositor refugiado, fue asesinado en Moravia, evidenciando la violencia transnacional en un país en donde hemos encontrado un «refugio» en los últimos siete años. Aún así, alrededor de 80 personas llegaron a pesar del miedo y duelo colectivo, para encontrarnos una vez más para conversar y denunciar.
«No me siento segura porque a pesar de que soy exiliada, migramos para vivir y estamos muriendo», compartió Tayling al inicio de su intervención, haciendo explícita la contradicción de un exilio que no protege.
«Hay algunos casos que sí salen a luz; pero otros no», reflexionó Bucardo sobre los asesinatos políticos, lanzando una pregunta que atravesó toda la tarde: «¿qué implica el refugio? ¿Es un documento nada más para quedarnos en Costa Rica viviendo o es una protección?». Su cuestionamiento evidencia la brecha entre los derechos en el papel y la realidad de quienes seguimos buscando seguridad.
Incluso aquí, el racismo se presenta como una violencia cotidiana. «Que una persona indígena esté presente en un espacio no quiere decir que esté incluida», subrayó Brisa, exponiendo cómo las barreras persisten para las comunidades indígenas y afrodescendientes.
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La conversación se trasladó al campo con Tayling Orozco Duarte, otra de nuestras panelistas de este año, una joven campesina y madre del Movimiento Campesino por Nicaragua, quien compartió el dolor de abandonar la vida rural. «En el campo sos libre, cultivás, vas y venís cuando querés. Pero cuando te desplazás, salís con lo que tenés puesto», expresó.

Tayling Orozco durante sus intervenciones en Refugiadas en Diálogo. Fotografía por Johanna Baca
«Estamos aquí porque queremos vivir, porque queremos ver crecer a nuestras hijas, no porque lo hayamos elegido», recalcó, advirtiendo que ni siquiera en el exilio sienten seguridad plena.
Roxanne Athiany Larios Zúniga, activista transfeminista refugiada desde 2018, habló desde la experiencia interseccional asegurando que «migramos no sólo por razones económicas, sino buscando refugio de tranquilidad y paz«. Para ella, el racismo en Costa Rica impide construir una vida digna.
Feminismos en la práctica cotidiana
«Asumirse feminista fue un dolor de cabeza», confesó Tayling. Proveniente del campo, explicó que el término ha estado cargado de estigmas. Sin embargo, aseguró que las campesinas llevan décadas practicando feminismo cotidiano: desde la organización doméstica hasta la construcción de redes como el Colectivo Tejedoras de Camino.
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Desde su experiencia, Athiany subraya que el feminismo es una práctica liberadora, no una negación de la vida familiar. “Nos tachan de abortistas o de que no queremos formar hogar, pero el feminismo es cooperar y compartir”, sostiene. Frente a esos prejuicios, reivindica la cotidianidad: relaciones basadas en la corresponsabilidad, hombres capaces de llorar y cuidar, mujeres que viven sin miedo a nombrarse y colectivos que acompañan desde la escucha y la organización.
En la Costa Caribe nicaragüense, «hablar de feminismos es tan peligroso como hablar de temas políticos», enfatizó Brisa. Sin embargo, aseguró que la resistencia ha estado siempre presente en sus comunidades. Resaltó cómo la memoria ancestral se ha transmitido a través de relatos orales, que dan cuenta de la lucha de mujeres por el territorio. Para Brisa, es «nuestra herencia ancestral la que nos mantiene resistiendo» también en el exilio.
Estrategias de organización y transformación
Las tres lideresas refugiadas no sólo expusieron las problemáticas, sino que compartieron las estrategias de organización y transformación que ya sostienen desde el exilio. Tayling, del Movimiento Campesino por Nicaragua, explicó que están «sistematizando experiencias, porque lo que se olvida se repite«. Su trabajo se enfoca en la formación política, la organización ecológica y las prácticas agroecológicas. «No somos un peso para la sociedad costarricense», afirmó, pues su objetivo es regresar a Nicaragua con proyectos concretos para «reforestar» y «levantar la economía».
Athiany por su parte, desarrolla activismo cotidiano en espacios laborales y redes sociales ya que “siempre estoy compartiendo lo poco que sé», explicó, acompañando a compañeras a alzar la voz. Cuando alguien pregunta «¿qué montón de migrantes que hay ahora?», responde con pedagogía: explica causas estructurales y contribuciones económicas a países.

Y finalmente, Brisa propuso que son necesarios más «espacios binacionales, espacios interculturales donde podamos compartir las realidades de nuestros países». Desde la Unidad de Refugio en la Migración en Costa Rica, acompaña a personas solicitantes para que «puedan expresarse en Miskitu, porque es parte de un derecho humano«.
El conversatorio cerró con cálidos abrazos y una invitación clara: desde Volcánicas, sostenemos que las personas refugiadas somos sujetas políticas activas y que debemos seguir apostando por más espacios de diálogo, reflexión y encuentro feminista. donde el cuidado y nuestras vidas se ponen en el centro, transformando el desarraigo en un territorio de resistencia siempre.